En un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques frondosos, corre un río de aguas tranquilas y cristalinas que se transforma en una corriente turbulenta y profunda al caer la noche. Durante años, los habitantes han advertido a sus hijos sobre los peligros de acercarse al río después del anochecer. Pero el peligro no viene solo de las aguas oscuras, sino de una leyenda que ronda entre susurros: la leyenda de “La Mujer del Río.”
Se cuenta que, hace décadas, una joven de la región fue traicionada por su amor, quien la abandonó en vísperas de su boda. Desesperada, con el vestido de novia aún puesto, caminó hasta el río en plena noche y desapareció en sus aguas. Desde entonces, aquellos que se acercan al río en la oscuridad aseguran ver una figura fantasmal en la orilla, con un vestido blanco desgarrado y ojos llenos de dolor y rabia.
Los pocos que han tenido el valor de acercarse afirman que “La Mujer del Río” extiende sus manos hacia ellos, con la piel pálida y fría, susurrando palabras incomprensibles. Si alguien le ofrece ayuda, intentará arrastrarlos al fondo del río, donde la corriente es más fuerte y el agua más oscura. La leyenda dice que ella busca compañía para no sufrir sola en el olvido eterno.
Nadie sabe cuántos han desaparecido a causa de ella, pero el pueblo advierte que, si escuchas el susurro de una mujer cerca del río en la noche, debes huir y jamás mirar hacia atrás.
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